Otra prueba

Volvemos a enfrentarnos ante uno de los equipos que ocupan una de las 6 primeras plazas, volvemos a visitar un feudo de uno de los equipos “que aspiran” a estar arriba, y venimos de haberlo hecho ya con los 5 primeros y no hemos conseguido ninguna victoria. Gracias a Dios que por lo menos no se perdió el derby.

Vamos al Calderón con la opinión de que jugamos bien, a ratos muy bien, con la impresión de que con un delantero que materializase las muchas ocasiones que creamos los resultados serían otros, añadiéndole a eso que necesitamos también un central que le de a la defensa algo que le haga parecer eso… una defensa, y ya para más cuestiones aun, el entrenador lleva 3 partidos quejándose de que los jugadores no crean un equilibrio en el centro del campo entre la defensa y la delantera.

Es decir, mal en defensa por lo endeble, mal en ataque por las carencias y mal en el centro del campo por culpa de los jugadores. Eso es lo que todo el mundo opina y en lo que todo el mundo coincide (en lo de que la culpa del equilibrio del centro del campo sea de los jugadores yo no coincido con el entrenador), pero a la vez también se coincide en que se ha mejorado el juego, y a ratos mucho, pero no ganamos los partidos por H o por B. ¿Jugar bien sin ganar es jugar bien?...

En fin, Volvemos a tener una oportunidad de valorar el equipo. En el Calderón puede perder cualquier equipo, aunque todos los partidos son ganables y ya el año pasado certificamos la permanencia precisamente en ese campo y con una victoria.

Es una nueva prueba, es una nueva oportunidad… Ojala en esta ocasión caiga de nuestro lado.

LA OPORTUNIDAD

No estaría bien estrenarme en esta página sin mandar un saludo a todos los usuarios y sin dar las gracias por haberme dado la oportunidad de tener una sección y poderme dirigir a vosotros de vez en cuando. Por lo tanto, recibid mi saludo y mi agradecimiento antes de estrenar mi primera columna.

La semana ha sido típica, una semana más hablando casi de todo menos de fútbol y en la que cabe destacar que se han ganado dos partidos en cuatro días (sí, ganados) y que José León nos ha demostrado que sigue perteneciendo al club y ha hecho declaraciones, no sabemos qué es mejor o peor.

Esta semana le ha tocado a Edu, con él ha llegado la discordia. Clama al cielo que solo haya una persona que sea capaz de denunciar lo que todo el mundo calla por sabe Dios qué motivo, es triste que un nuevo emblema para todo el beticismo sea pisoteado públicamente sin miramiento alguno y es vergonzoso que, delante de nuestras narices, sea el foco para un nuevo espectáculo y se le sugiera con arrogancia y malas maneras el camino de la puerta de atrás.

No hay persona querida por esta afición y que se haya ganado a pulso dicho cariño, que no pase a ser directamente non grata para el club (entendiendo club, como un único ser que dirige, más bien mal dirige) y Edu no podía ser menos. Para qué ahondar, qué contar que ya no se sepa.

En el partido contra el Racing tiene la afición del Betis la oportunidad de mostrar su malestar, una oportunidad más… un motivo más y otra ocasión para valorar nuestro comportamiento. Aunque a día de hoy, si el Betis depende de la afición, me temo que no las tiene todas consigo.

Si nos basamos en los precedentes de los dos últimos partidos, las posibilidades de demanda no son nada halagüeñas. Hacer la ola (contra el Mallorca) tras ganar un partido después de más de seis meses en casa y abandonar el campo a falta de quince minutos (contra el deportivo) dando una imagen de apatía lastimosa, no dan para esperar que esta afición vaya más allá de lo que en su día vaticinó el que nos dirige, que no es otra cosa que el problema es que la pelotita entre. Es lo que damos, es lo que expresamos y es para lo que estamos. Una división latente en una grada que se jactaba de “hermana” y que a día de hoy cada asiento de la grada barre para un lado diferente, más pendiente de qué achacar al del asiento de al lado, que de buscar la más mínima unión ni siquiera en temas en los que “casi” todos estamos de acuerdo. Este partido tenemos una nueva oportunidad de hacernos sentir, de expresarnos y de volver a dar la sensación de que todos remamos en la misma dirección. Una oportunidad más… Un motivo más.